¿Qué partidos políticos dominan la escena en 2025?

¿Qué partidos políticos dominan la escena en 2025?

Un análisis mundial sobre los partidos dominantes en el año 2025 revela un panorama político caracterizado por la polarización, la fragmentación y las hegemonías en sistemas no competitivos. Este estudio, centrado en América, Europa, Asia, África y Oceanía, determina qué fuerzas son predominantes, en qué lugares y qué herramientas institucionales, informativas y territoriales emplean. La imagen resulta de combinar resultados recientes hasta mediados de 2024 con las dinámicas observadas en 2025, crucial para entender los riesgos democráticos y la estabilidad económica.

La idea de “dominancia”

La hegemonía partidaria no es el único factor a considerar: abarca el dominio del ejecutivo, las mayorías en la legislatura, la habilidad para formar coaliciones, el peso en las instituciones y la influencia internacional. Estos elementos permiten el análisis desde democracias establecidas hasta gobiernos autoritarios sin confundir la fama temporal con el verdadero poder. En términos prácticos, tienen control aquellos que pueden legislar, establecer prioridades y mantener redes territoriales, aunque no tengan mayorías absolutas.

Novedades que marcan la diferencia

Tres vectores explican el tablero de 2025. Primero, la fragmentación y el personalismo: los partidos tradicionales ceden voto ante movimientos antiestablishment y candidaturas centradas en liderazgos carismáticos. Segundo, la polarización reorganiza bloques y dificulta acuerdos intermedios, especialmente en sistemas de doble vuelta o mayoritarios. Tercero, la tecnopolítica: campañas digitales, microsegmentación, bots y desinformación alteran costes de movilización y barreras de entrada.

Norteamérica

En Estados Unidos, el bipartidismo entre Demócratas y Republicanos mantiene primacía por financiación, redes locales y control de primarias. Terceras fuerzas influyen a escala estatal, pero el poder federal sigue concentrado en los dos grandes. En Canadá, Liberales y Conservadores alternan con el NDP y el Partido Verde como bisagras legislativas, especialmente a nivel provincial. En México, Morena consolidó su centralidad desde 2018 por control del ejecutivo y aparato territorial; su desempeño en 2025 depende del desgaste de gestión y la capacidad opositora para coaligarse.

Latinoamérica

Brasil exhibe un eje entre el PT y bloques conservadores con fuerte presencia legislativa; la fragmentación del centroderecha y liderazgos personalistas complejizan las mayorías. En Argentina, la victoria disruptiva de 2023 reordenó el tablero, pero la competencia entre coaliciones peronistas y oposición de centroderecha persiste, condicionada por la volatilidad económica. Colombia y Chile muestran reconfiguración de coaliciones y peso de independientes y movimientos sociales en la agenda social y constitucional. En Perú y otros, movimientos personalistas disputan a los partidos históricos; su reto en 2025 es institucionalizarse para traducir votos en gobernabilidad.

Europa

En la Unión Europea no hay un partido único dominante; pesan las familias conservadora, socialdemócrata, liberal y verde, lo que empuja a coaliciones amplias en el Parlamento y la Comisión. Alemania articula gobiernos mediante coaliciones entre CDU/CSU, SPD y Verdes, con la derecha populista tensando la ventana de Overton. Francia opera sobre una erosión bipartidista, con bloques presidenciales, derecha radical y izquierda reagrupada compitiendo por la agenda. España mantiene un pluralismo donde PSOE y PP precisan apoyos de Vox o confluencias de izquierda y fuerzas territoriales para gobernar. Reino Unido sigue pivoteado en Laboristas y Conservadores, con volatilidad post‑Brexit en circunscripciones clave.

Asia

China ratifica la preeminencia del Partido Comunista Chino, ejerciendo control sobre el Estado, los medios y la sociedad civil. India sostiene el liderazgo del BJP después de un periodo 2014–2024 de crecimiento en organización y comunicación masiva, enfrentando oposición significativa en regiones clave. Japón sigue bajo el Partido Liberal Democrático (LDP) como eje principal, a pesar del desgaste generacional y la competencia del Partido Constitucional Democrático. En el Sudeste Asiático, Indonesia cambia entre el PDI‑P y fuerzas personalistas como Gerindra; Filipinas se estructura en base a coaliciones familiares, más que en partidos con programas establecidos.

África y Medio Oriente

En Sudáfrica, el ANC conserva presencia estructural aunque pierde apoyo por corrupción y crisis de servicios públicos, abriendo espacio a coaliciones locales. Nigeria alterna entre APC y PDP en un ecosistema atravesado por clientelismo y clivajes étnico‑regionales. En Oriente Medio, monarquías como Arabia Saudita o los Emiratos carecen de competencia partidaria; en Irán y Turquía, la hegemonía presidencial y el control institucional marcan la escena.

Rusia y Eurasia

Rusia mantiene a Rusia Unida como vehículo hegemónico con respaldo del aparato estatal y restricciones a la oposición. En Bielorrusia y otros regímenes afines, los partidos pro‑gobierno monopolizan representación bajo controles electorales y represión de disidencia.

Oceanía

Australia alterna entre Laboristas y la Coalición conservadora, con influencia creciente de verdes y partidos regionales en Senados y parlamentos estatales. Nueva Zelanda opera en multipartidismo con National, Labour y Green Party negociando acuerdos de gobierno de forma rutinaria.

Por qué unos dominan y otros no

  • Ventaja institucional: acceso a recursos del estado, normativas y comunicaciones; en regímenes autoritarios, conduce a una hegemonía casi completa.
  • Base social y clientelismo: redes de programas de bienestar, empleo gubernamental y presencia territorial mantienen las maquinarias.
  • Flexibilidad ideológica: quien integra agenda ambiental, economía digital y seguridad conserva su importancia.
  • Liderazgo personalista: figuras con carisma transforman movimientos nacientes en fuerzas preeminentes.
  • Sistemas electorales: esquemas mayoritarios promueven el bipartidismo; los proporcionales fomentan las coaliciones.

Qué mirar en lo que resta de 2025

Las claves serán: 1) si la polarización cristaliza mayorías estables o bloquea reformas; 2) la calidad electoral ante avances de desinformación; 3) la capacidad de los centros para articular pactos; y 4) el impacto de la economía y el costo de vida sobre oficialismos. Para inversionistas y sociedad civil, mapear gobernabilidad y riesgos regulatorios será tan importante como contar escaños.

Por: Pedro Alfonso Quintero J.

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