La industrialización de cebada cervecera se reduce a mínimos históricos en diez años

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La producción industrial de cebada para cerveza en Argentina está experimentando uno de sus periodos más difíciles. En los inicios de 2025, el tratamiento de esta materia prima llegó a su punto más bajo en al menos diez años, indicando una disminución notable tanto en el mercado local como en las ventas al extranjero. Entre enero y abril se procesaron solamente 279.084 toneladas, lo que refleja una reducción interanual de hasta el 43% en algunos meses, y un descenso total del 20% frente al mismo periodo de 2024.

Esta circunstancia ha provocado una advertencia en la industria, donde ya se observan interrupciones en las operaciones debido a la disminución de la actividad. La situación es el resultado de una mezcla de factores estructurales y temporales que están impactando tanto la producción nacional como la integración global del sector cebada-malta.

Un consumo interno sin señales claras de recuperación

La demanda interna de bebidas con alcohol sigue deprimida. Durante el primer semestre de 2025, el consumo registró una contracción acumulada del 13,7%, con una baja interanual del 11,5% solo en junio. Esta caída prolonga una tendencia negativa observada desde el año pasado y mantiene al sector cervecero en una etapa de escasa reactivación.

Las compañías líderes del sector admiten que las ventas siguen siendo menores de lo anticipado y que la temporada de invierno, generalmente una época de menor actividad, intensifica la baja demanda. Además, los crecientes costos operativos, a pesar de los intentos por limitar los aumentos a través de acuerdos con proveedores, continúan impactando negativamente la rentabilidad de las fábricas.

Un motivo de preocupación adicional es el incremento del contrabando de bebidas alcohólicas que provienen de naciones vecinas, un hecho que deteriora la situación de las marcas locales y crea distorsiones en el mercado formal.

Exportaciones en retroceso y pérdida de competitividad

En el frente externo, las exportaciones de malta también muestran una marcada caída. En el primer cuatrimestre de 2025 se despacharon al exterior 155.450 toneladas, el volumen más bajo desde 2020 y un 26% inferior al registrado en igual período del año anterior. Esta baja se explica, en parte, por una fuerte reducción en las compras de Brasil, el principal destino regional, que pasó de importar más de 170.000 toneladas en años previos a apenas 84.000 toneladas en lo que va del año.

En cambio, las compras brasileñas de cebada cervecera del exterior se mantuvieron constantes alrededor de las 330.000 toneladas, lo cual indica una inclinación hacia la materia prima en lugar del producto industrializado. Esta tendencia se debe no solo a las diferencias en los impuestos aplicados a la cebada (9,5%) y a la malta (7%), sino también a una estructura de costos que impacta más en el producto con valor añadido.

La situación es aún más compleja si se considera el avance de inversiones en infraestructura de malteo en países vecinos. Brasil ha incrementado su capacidad de procesamiento local, y Uruguay ha sumado medio millón de toneladas de capacidad exportadora, lo que reduce su dependencia de la malta argentina. Esta transformación regional pone presión sobre la competitividad de la industria local, que hasta ahora lideraba en exportación de cebada y malta en Sudamérica.

Impacto acumulativo y advertencias para la industria cervecera

El deterioro del mercado interno, sumado a la pérdida de posicionamiento internacional, configura un escenario adverso para el sector maltero. La producción de malta en el país, que había crecido de forma sostenida hasta 2007 y se mantuvo estable desde entonces, ahora se enfrenta a una contracción significativa que impacta en toda la cadena de valor.

El complejo cebada generó en 2024 exportaciones por 1.211 millones de dólares y ocupó el undécimo lugar entre los principales sectores exportadores del país. Sin embargo, el estancamiento de la industrialización podría comprometer este desempeño si no se revierten las condiciones actuales. La falta de incentivos para exportar productos con mayor valor agregado, junto con una política cambiaria poco favorable, podría consolidar una tendencia regresiva en el corto y mediano plazo.

Visiones y retos para el resto del año

El periodo del segundo semestre de 2025 será crucial para determinar si ocurre un repunte en el consumo que permita restablecer parte de la capacidad de las fábricas o si, por el contrario, se intensifica la disminución observada hasta el momento. Las compañías del sector tendrán que enfrentar no solo un contexto económico limitado, sino también la necesidad de ajustarse a una nueva realidad comercial, donde la competencia local y la eficacia en la producción serán esenciales para mantener su posición.

Mientras tanto, el debilitamiento de la industrialización de cebada cervecera en Argentina actúa como un indicador de alerta sobre los desequilibrios en la cadena agroindustrial y la necesidad de revisar estrategias que favorezcan la agregación de valor y la inserción internacional de las manufacturas de origen agrícola.

Por: Pedro Alfonso Quintero J.

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