El poder de caminar: una rutina diaria para frenar el deterioro cognitivo y el Alzheimer

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Si alguna vez te has cuestionado si caminar es una actividad importante para tu salud, un nuevo estudio tiene la respuesta que esperabas. La ciencia ha demostrado que dar un paseo diario no solo es beneficioso para el cuerpo, sino que también puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo, especialmente en aquellas personas con una predisposición genética a desarrollar la enfermedad de Alzheimer. La investigación más reciente, presentada en la Conferencia Internacional Anual de la Asociación de Alzheimer, ofrece una nueva perspectiva sobre cómo la actividad física puede tener un impacto directo en la salud cerebral.

La conexión entre caminar y la prevención del Alzheimer

El estudio, que siguió a casi 3.000 participantes de entre 70 y 79 años durante un período de 10 años, se centró en sus hábitos diarios de caminata. Los resultados mostraron que aquellos que mantenían o mejoraban sus hábitos de caminata a lo largo del tiempo experimentaron mejoras significativas en la velocidad de procesamiento y la función ejecutiva del cerebro. Estos beneficios fueron especialmente notables en las personas con una predisposición genética al Alzheimer, un hallazgo que subraya la importancia del ejercicio físico como herramienta preventiva contra el deterioro cognitivo.

Según la Dra. Cindy Barha, autora principal del estudio y profesora adjunta de kinesiología en la Universidad de Calgary, la actividad física regular, como caminar, puede reducir el sedentarismo, que tiende a aumentar con la edad. “Recomendamos reducir el sedentarismo introduciendo pequeños periodos de caminata entre los momentos en que se pasa sentado”, afirmó Barha, destacando la importancia de realizar ejercicio de forma regular para mantener la salud mental y física.

¿Cómo impacta el Alzheimer al cerebro y qué es?

La enfermedad de Alzheimer es una forma grave de demencia que se caracteriza por la acumulación de placas en el cerebro que interfieren con la comunicación entre las células nerviosas. Con el tiempo, la muerte de estas células lleva a la pérdida de memoria, confusión, cambios de personalidad y, en última instancia, a un deterioro físico significativo. Aunque no se conoce una cura definitiva, los avances en la investigación han identificado que los factores genéticos juegan un papel importante en el desarrollo de la enfermedad.

Una de las variantes genéticas clave en la enfermedad de Alzheimer es el gen APOE4, que afecta el metabolismo de las placas y dificulta la capacidad del cerebro para eliminar estas sustancias. Las personas que portan este gen tienen un mayor riesgo de deterioro cognitivo, y entre el 15% y el 25% de la población tiene este genotipo. Si bien la genética es un factor de riesgo importante, los hábitos de vida, como el ejercicio físico, pueden influir positivamente en la prevención del Alzheimer, según los hallazgos del estudio.

Caminar: una forma sencilla pero poderosa de mejorar la salud cerebral

El trabajo de investigación llevado a cabo por Barha y su grupo no determina un número preciso de pasos requeridos para beneficiarse al caminar, pero destaca que aquellos participantes que caminaron de manera regular mostraron mejoras notables en su función cognitiva. Un análisis anterior de 2022 reveló que caminar alrededor de 3.800 pasos diarios, sin importar la velocidad, disminuía el riesgo de demencia en un 25%. Este descubrimiento resalta cómo una actividad tan simple como caminar puede ejercer un efecto duradero en la salud del cerebro.

El ejercicio regular, como caminar, también contribuye a la producción de una proteína llamada factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), que se considera un «fertilizante» para el cerebro. El BDNF ayuda a generar nuevas células y conexiones cerebrales, promoviendo la neuroplasticidad y mejorando las funciones cognitivas. Según la Dra. Barha, esta proteína se libera desde los músculos durante el ejercicio y viaja al cerebro, donde puede mejorar la memoria y la capacidad de aprendizaje.

Andar es más provechoso para aquellos con una predisposición genética

Uno de los hallazgos más impresionantes de la investigación fue que las ventajas de caminar se notaron más en las personas con el gen APOE4. Esto indica que aquellos con un riesgo elevado de Alzheimer podrían obtener mayores beneficios de la actividad física. La Dra. Barha comentó que, en general, los individuos con APOE4 podrían haber experimentado un deterioro cognitivo leve debido a su genética, lo que les proporciona un mayor potencial de mejora al incluir caminatas regulares en su rutina diaria. Este hallazgo refuerza la noción de que nunca es tarde para empezar a ejercitarse, incluso para quienes tienen un riesgo genético más alto de enfermedades cognitivas.

“Este es un ejemplo claro de que nunca es tarde para comenzar a hacer actividad física”, manifestó la Dra. Christiane Wrann, profesora adjunta de medicina en el Centro de Investigación Cardiovascular del Hospital General de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard. “Cada movimiento suma, y es preferible seguir una rutina de ejercicios que realmente te agrade y puedas sostener”, añadió, destacando lo crucial que es disfrutar del ejercicio y convertirlo en una parte integral de la vida cotidiana.

Implicaciones para la prevención y el tratamiento del Alzheimer

El análisis indica que caminar frecuentemente puede ser una manera efectiva para evitar el declive cognitivo, sobre todo en personas con predisposición genética al Alzheimer. Aunque se requiere de más estudios para establecer el número preciso de pasos y la intensidad requerida para lograr los mejores resultados, lo que se sabe es que la actividad física, como el caminar, ejerce una influencia positiva en la salud del cerebro.

Los resultados también ofrecen una vía para la creación de programas de intervención temprana en personas en riesgo de Alzheimer. La Dra. Barha y su equipo sugieren que fomentar hábitos de caminata regulares, incluso en etapas tempranas de la vida, podría ayudar a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas.

Un paso hacia un cerebro más saludable

En conclusión, el hábito de caminar no solo favorece el bienestar físico, sino también el mental. Diversas investigaciones indican que caminar frecuentemente ayuda a disminuir la probabilidad de desarrollar Alzheimer y otros problemas cognitivos. Nunca ha sido tan evidente que seguir un hábito diario de caminatas es una de las maneras más simples y accesibles de cuidar nuestro cerebro a medida que pasan los años. Sin duda, cada paso importa, y comenzar hoy podría ser esencial para un porvenir más saludable y con una mente más robusta.

Por: Pedro Alfonso Quintero J.

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