En junio, la economía de Chile presentó indicios variados, con un aumento en el comercio y en la producción industrial, contrastando con una caída en el desempeño de la minería. Estos números reflejan una transformación en la dinámica de los sectores productivos más importantes del país, dentro de un entorno influido por retos internos y externos.
El comercio se posicionó como uno de los motores del crecimiento mensual, con un notable incremento impulsado por un mayor dinamismo en las ventas minoristas y mayoristas. Este desempeño refleja una reactivación del consumo privado, apoyada por una mejora en la confianza del consumidor y una estabilización en los precios de bienes durables y semidurables. La recuperación en esta área también se asocia a un mejor acceso al crédito y una reducción progresiva de las tasas de interés, que ha estimulado las decisiones de compra de los hogares.
En paralelo, el sector industrial experimentó un crecimiento sostenido, impulsado principalmente por la manufactura. Las cifras del mes reflejan un aumento en la producción de alimentos, bebidas y productos químicos, así como una mejora en la elaboración de maquinaria y equipos. Este repunte industrial está relacionado con una mayor demanda interna y externa, y con una recuperación gradual de las cadenas de suministro, que habían sido afectadas por disrupciones en años anteriores.
No obstante, el sector minero mostró un desempeño negativo durante el mes analizado. La producción de cobre, principal producto de exportación del país, sufrió una disminución, debido a menores leyes minerales y a inconvenientes operativos en algunas faenas de gran escala. Este retroceso impacta de forma directa en los indicadores globales de actividad económica, dado el peso estructural que tiene la minería en la economía nacional.
Aunque la actividad minera disminuyó, el Índice de Producción Industrial (IPI) mundial tuvo un incremento positivo al compararlo con el año anterior, impulsado principalmente por la manufactura y el sector eléctrico. Este sector experimentó un desempeño positivo, favorecido por condiciones climáticas que facilitaron una mayor producción hidráulica y un uso más amplio de fuentes renovables no tradicionales.
La recuperación en el sector comercial y en la industria manufacturera puede ser una señal de que algunos sectores de la economía están empezando a salir del periodo de ralentización vivido en los trimestres previos. No obstante, el continuo descenso en el sector minero supone un desafío para lograr una recuperación más fuerte y duradera. El comportamiento del cobre, en especial, sigue siendo vulnerable a influencias internacionales como la demanda de China, las fluctuaciones de precios en los mercados mundiales y las disputas laborales internas.
El balance general para junio sugiere que la economía chilena transita por un sendero de moderada reactivación, aunque con una marcada heterogeneidad entre sectores. El comercio parece beneficiarse de un entorno de mayor estabilidad macroeconómica y una leve recuperación del empleo, mientras que la industria manufacturera encuentra oportunidades en la reconfiguración de las cadenas productivas. En contraste, la minería sigue expuesta a un escenario de volatilidad estructural que limita su aporte al crecimiento.
En los meses siguiente, los expertos anticipan que la mejora en las áreas no extractivas continúe, aunque de manera más pausada. Se enfocarán en observar cómo evoluciona el consumo personal, las tendencias en la inversión y las indicaciones que la política monetaria pueda dar sobre futuros cambios en la tasa de interés. Además, el rendimiento del sector minero seguirá siendo crucial para prever con más exactitud el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) al finalizar el año.
En este escenario, tanto el gobierno como los diversos participantes económicos vigilan cuidadosamente las indicaciones del mercado laboral, la inflación y el tipo de cambio, factores que podrían afectar directamente la recuperación o el estancamiento de ciertos sectores. El desarrollo del contexto global, particularmente en lo que se refiere a la demanda de materias primas, será igualmente crucial para determinar la rapidez y el alcance de la reactivación económica en Chile.
