Chile ha sido seleccionado como sede de la Semana de la Energía 2025, el evento más importante del sector energético para América Latina y el Caribe. Coordinado por la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), en colaboración con el Ministerio de Energía de Chile y otros entes regionales, la reunión se llevará a cabo en noviembre en Santiago. Esta edición tiene un significado destacado gracias al creciente papel de Chile en la transición a fuentes de energía limpias y sostenibles en la región.
La Conferencia de la Energía reunirá a funcionarios gubernamentales, compañías, entidades multilaterales, académicos y expertos de toda la región. Estos participantes discutirán los retos y las oportunidades cruciales del sector energético en el área. El programa abarcará asuntos importantes como la descarbonización de las fuentes energéticas, la integración eléctrica a nivel regional, el impulso al hidrógeno verde, la modernización de las infraestructuras eléctricas, la eficiencia energética, la movilidad sostenible y el financiamiento relacionado con el clima.
Chile, que en los últimos años ha logrado avances significativos en la incorporación de energías renovables no convencionales, busca posicionarse como líder regional en innovación energética. Actualmente, más del 60% de su matriz eléctrica proviene de fuentes limpias, como la solar, la eólica y la hidroeléctrica. Además, el país ha desarrollado una ambiciosa estrategia nacional para convertirse en uno de los principales exportadores de hidrógeno verde, con diversos proyectos piloto en marcha y alianzas con empresas internacionales.
Las entidades nacionales han indicado que la organización del foro sirve como una oportunidad para destacar los progresos en este campo, intercambiar experiencias y establecer conexiones estratégicas con otras naciones que también se encuentran en plena transformación energética. Además, se anticipa que la cumbre fomentará inversiones y acuerdos de cooperación que enriquezcan las capacidades técnicas e institucionales de la zona en el sector energético.
Durante la Semana de la Energía se celebrarán conferencias magistrales, paneles temáticos, sesiones técnicas y mesas de trabajo multiactor, además de reuniones bilaterales y actividades paralelas como ferias tecnológicas y visitas a proyectos emblemáticos en terreno. También se prevé la presentación del informe anual de Olade sobre el estado de la energía en América Latina y el Caribe, documento que servirá de base para las discusiones sobre políticas públicas, innovación y planificación energética.
Un punto central del evento será la importancia de progresar hacia una integración energética regional más amplia, un propósito que ha adquirido nuevo vigor debido a los desafíos del cambio climático y la necesidad urgente de disminuir las emisiones de carbono. En este marco, la infraestructura para la interconexión eléctrica y el intercambio de conocimientos y tecnología entre naciones se presentan como elementos esenciales para lograr una transición energética justa y efectiva.
Chile ha sido un actor activo en este proceso, participando en diversas iniciativas regionales que promueven la colaboración técnica y la armonización normativa. Su elección como sede del foro es también un reconocimiento a su compromiso con la sostenibilidad y su capacidad de liderazgo en el diseño de políticas energéticas orientadas a un modelo bajo en emisiones.
La edición 2025 de la Semana de la Energía será también una plataforma para involucrar a nuevos actores, como startups tecnológicas, comunidades energéticas, universidades y movimientos sociales que impulsan modelos descentralizados y participativos. La inclusión de estos sectores refleja una visión más amplia y plural del futuro energético, donde la innovación, la equidad y la participación ciudadana jugarán un rol decisivo.
Con la mirada puesta en un desarrollo más limpio, resiliente e inclusivo, el foro en Santiago se perfila como un espacio estratégico para redefinir las prioridades energéticas de América Latina, impulsar la cooperación regional y trazar una hoja de ruta compartida hacia un nuevo paradigma energético. La presencia de altos representantes gubernamentales y líderes del sector privado garantizará un debate de alto nivel, con el potencial de dejar acuerdos concretos y una agenda de acción a largo plazo.