La ópera de Valencia ha revelado una vivaz puesta en escena que fusiona dos notables obras de la ópera cómica: L’heure espagnole, de Maurice Ravel, y Gianni Schicchi, de Giacomo Puccini. Con este programa doble se conmemora el 150º aniversario del nacimiento de Ravel, brindando una experiencia teatral donde el ingenio y la sátira destacan con intensidad.
La representación de L’heure espagnole demuestra la habilidad de Ravel para combinar el refinamiento musical con una comicidad sutil. La ópera, estrenada en 1911, parte de una comedia de Franc-Nohain que narra las aventuras de Concepción, esposa de un relojero de Toledo, que busca encuentros amorosos mientras su esposo se ausenta. La partitura incorpora sonoridades innovadoras que evocan el movimiento de relojes y autómatas, enriquecidas por instrumentos poco convencionales como el contrafagot.
La dirección escénica estuvo a cargo de Moshe Leiser y Patrice Caurier, quienes dotaron la producción de un tono moderno sin perder la esencia humorística original. La música fue dirigida por el joven Michele Spotti, quien ofreció una lectura fluida y precisa de la compleja partitura de Ravel, aunque con una interpretación más ordenada que perfumada del colorido carácter español que impregna la obra. Spotti destacó especialmente en la dirección de la habanera del quinteto final, donde logró extraer un sonido cálido y vibrante de la Orquestra de la Comunitat Valenciana.
La mezzosoprano Eve-Maud Hubeaux dio vida a Concepción con una interpretación que resaltó más la frustración que la picardía de su personaje. Su dominio del idioma francés y su capacidad para expresar la sátira inherente al rol fueron especialmente notables en el monólogo «Oh! La pitoyable aventure!», uno de los momentos más aplaudidos de la noche. Armando Noguera, en el papel del arriero Ramiro, también sobresalió con su expresivo «Voilà ce que j’appelle une femme charmante!», mostrando gran sensibilidad en su actuación.
La sección siguiente del espectáculo presentó Gianni Schicchi, la sola ópera cómica compuesta por Puccini, que debutó en 1918 como integrante del conjunto Il trittico. Esta pieza, inspirada en un pasaje de la Divina Comedia de Dante, ofrece una crítica ácida sobre la avaricia humana mediante la narración de una familia que intenta alterar el testamento de un familiar acaudalado.
La representación de Gianni Schicchi conservó un vibrante dinamismo y un sentido jocoso, estableciendo la velada como un destacado homenaje a la ópera cómica. Los artistas evidenciaron una destacada cohesión coral, esencial en una pieza donde la dinámica escénica y la rapidez musical resultan cruciales. El enfoque hacia la comicidad fue sofisticado, evitando exageraciones grotescas y optando por un ingenio más sutil.
La unión de las dos óperas, aunque poco común, resultó ser una decisión afortunada. Las dos son ejemplos finales de la ópera cómica, pero cada una muestra el estilo distintivo de sus compositores: los relojes y ritmos españoles en Ravel, y la crítica social incisiva en Puccini. Esta iniciativa no solo homenajeó a Ravel en su aniversario, sino que brindó al público una experiencia nueva, en la que la diversión y el arte se combinaron de forma inolvidable.
Les Arts, a través de esta puesta en escena, confirma su dedicación a presentar eventos que integran excelencia musical, innovación teatral y renovación de repertorios menos explorados, acercando al espectador obras que, aunque infrecuentes, contienen un valor artístico sobresaliente.