En Europa y Asia Central, aunque la situación de los alimentos ha avanzado notablemente en los últimos años, persisten retos importantes relacionados con el acceso y manejo del agua, un elemento esencial para asegurar la producción agrícola sostenible. Un reciente informe de la ONU subraya cómo el manejo del agua se ha tornado un factor crucial para mantener los sistemas alimentarios, pero, a pesar de los progresos, las zonas rurales y las áreas impactadas por el cambio climático continúan enfrentando desafíos significativos.
Aunque las tasas de desnutrición en estas áreas son menores en comparación con otras regiones del mundo, la crisis hídrica y la seguridad alimentaria están íntimamente relacionadas. Las naciones de Europa y Asia Central, con menos del 2,5% de personas con subalimentación, enfrentan una inseguridad alimentaria creciente. En 2023, más de 107 millones de habitantes en estas zonas sufrieron algún nivel de inseguridad alimentaria. La situación es todavía más alarmante en áreas rurales y en países afectados por conflictos, como en el caso de Ucrania.
El líquido vital es esencial tanto para la generación de alimentos como para la salud. No obstante, muchas zonas de Europa y Asia Central experimentan una mala gestión del agua, lo que pone en riesgo tanto la actividad agrícola como el bienestar de las poblaciones. En las áreas con una elevada tensión hídrica, el uso del agua para la producción de alimentos, especialmente para productos animales, es excesivo. Esta situación ejerce una presión adicional sobre los recursos acuáticos y empeora la falta de agua potable, afectando a las comunidades rurales y de escasos recursos que ya enfrentan dificultades para obtener servicios básicos de agua y saneamiento.
El informe también resalta la necesidad urgente de adaptarse a las nuevas realidades climáticas, que aumentan la variabilidad en los recursos hídricos. Las sequías más frecuentes y los cambios en los patrones de precipitación impactan negativamente en la disponibilidad de agua y en la capacidad de los agricultores para mantener una producción estable. Además, la contaminación de los cuerpos de agua agrava aún más la situación, haciendo más difícil asegurar fuentes de agua de calidad para consumo humano y para la agricultura.
Con el fin de enfrentar estos desafíos, el informe sugiere a los gobiernos de la zona crear planes hídricos ajustados a las circunstancias climáticas y sociales de cada nación. Es esencial destinar recursos a infraestructuras sostenibles, especialmente en la protección, reciclado y reúso del agua. Además, se aconseja fortalecer la colaboración transfronteriza en el manejo de cuencas hidrográficas compartidas, lo cual es particularmente importante en regiones con recursos acuáticos escasos.
Asimismo, es esencial reducir la huella hídrica del sector agrícola, promoviendo cultivos que demanden menos agua y mejorando la eficiencia de la producción. La adopción de tecnologías más sostenibles y la implementación de prácticas agrícolas adaptadas al clima son medidas clave para reducir la presión sobre los recursos hídricos y garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo.
El reporte finaliza haciendo hincapié en la necesidad de avanzar rápidamente hacia la eliminación del hambre en Europa y Asia Central, reforzando la capacidad de resistencia de los sistemas alimentarios ante la falta de agua. Esto implica no solo optimizar la administración del agua, sino también implementar políticas públicas más efectivas que fomenten un aprovechamiento más eficiente de los recursos hídricos, aseguren el acceso universal al agua potable y garanticen una producción de alimentos sostenible que pueda sustentar a una población en continuo aumento.